En un estanque donde las tonalidades del verde proyectaban un matiz de ensueño, decidieron bañarse la tristeza y la furia, las dos se quedaron totalmente desnudas y desnudas las dos se metieron en el agua. Apurada como siempre, atolondrada o sin pensar bien en lo que hace, la furia se metió en el estanque y más rápidamente salio. En el apuro se puso la ropa de la tristeza y se fue.
Y la tristeza pasiva, serena o sin tener noción del tiempo, salio del estanque pero solo para darse cuenta que la furia se había llevado su ropa, y como todos sabemos, lo que menos le gusta a la tristeza es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había, la ropa de la furia.
Así vemos por la vida que hay gente que párese mala, grosera, egoísta, en fin furiosa, pero ahora sabemos que es la ropa de la furia porque detrás se esconde la tristeza.
Reedite esta historia de Jorge Bucay, porque a mi me sirvió, pero no quiero que te sientas mal, sino que te des cuenta de que la tristeza es un veneno que consume nuestras mentes.
No tiene cura, solo un consejo, dejar el pasado atrás aprendiendo la lección, convirtiendo el paso del tiempo en experiencia.
La pregunta es entonces: ¿que tiene que ver el tiempo en esto?, la pregunta esta contestada “la tristeza no tiene noción del tiempo”, te párese poco te esta quitando momentos que no van a volver nunca, es decir el tiempo es invaluable, no tiene precio.
Es solo un cometario mío podes aceptarlo, compartirlo, discutirlo, pero lo único que no podes hacer es negarlo.
Damián Alejandro Bus
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